En el contexto de la aceleración de la transformación digital de la economía global, las monedas digitales se han convertido en un nuevo foco de competencia entre grandes potencias. Recientemente, el gobierno de Trump ha lanzado una serie de políticas innovadoras sobre criptomonedas, con el objetivo de posicionar a Estados Unidos como el “centro global de criptomonedas” y así prolongar y fortalecer la hegemonía del dólar en la era de las finanzas digitales.
Esta estrategia no solo abarca la regulación financiera y la innovación tecnológica, sino que también implica una intención de reconfigurar el equilibrio de poder internacional. A continuación, se analiza esta estrategia desde las motivaciones estratégicas, las medidas políticas, los desafíos enfrentados y las perspectivas futuras.
I. Motivaciones estratégicas: mantener la hegemonía y responder a presiones internas y externas
El impulso del gobierno de Trump hacia una estrategia de criptomonedas responde a múltiples motivaciones, que incluyen consideraciones económicas y financieras, así como ambiciones estratégicas profundas.
1. Aliviar la presión de la deuda y fortalecer el atractivo de los activos en dólares
● La deuda federal de Estados Unidos ha superado los 36 billones de dólares, con una proporción deuda/PIB superior al 120%. Al mismo tiempo, los principales países acreedores continúan reduciendo sus tenencias de bonos estadounidenses, lo que pone en duda la base de confianza del dólar. Al incorporar bitcoin y otras criptomonedas en las reservas estratégicas nacionales, Estados Unidos intenta utilizar este “oro digital” para cubrir el riesgo de depreciación del dólar, atraer capital global de regreso y reforzar la confianza del mercado en los activos denominados en dólares.
2. Ocupar la cima de las finanzas digitales y consolidar la ventaja industrial
● La competencia global por las monedas digitales es cada vez más intensa. China, la Unión Europea y otras economías importantes están promoviendo monedas digitales de banco central (CBDC) para aumentar su autonomía financiera. Estados Unidos ha optado por las criptomonedas de mercado y privadas como punto de entrada, estimulando la innovación en blockchain mediante una regulación laxa y promoviendo la concentración de capital y tecnología en el sector cripto, con el objetivo de mantener su liderazgo en infraestructura financiera digital y en la definición de estándares.
3. Atender a grupos de interés y a la política electoral
● La familia Trump y sus seguidores tienen una presencia significativa en el sector de las criptomonedas. El propio Trump posee activos en criptomonedas por un valor aproximado de 25 millones de dólares y ha lanzado tokens asociados a su nombre. En las elecciones de 2024, la industria cripto le ha aportado más de 200 millones de dólares en donaciones políticas. La flexibilización regulatoria y el impulso legislativo responden, en cierta medida, a las demandas de estos grupos de interés.
4. Responder a la tendencia de “desdolarización” y reconstruir la red de pagos
● Los países emergentes están acelerando la “desdolarización” de los pagos transfronterizos, y las monedas digitales se han convertido en una herramienta clave. Estados Unidos utiliza stablecoins respaldadas por dólares (como USDC) para construir un nuevo circuito cerrado de pagos: los usuarios extranjeros compran stablecoins, y los emisores deben mantener reservas equivalentes en dólares o bonos del Tesoro, lo que refuerza la penetración del dólar en las transacciones globales. En esencia, esto extiende la hegemonía del dólar a la red blockchain.
II. Medidas clave: avance coordinado en legislación, reservas y reforma institucional
Para lograr el objetivo de ser el “centro global de criptomonedas”, el gobierno de Trump ha implementado múltiples medidas, abarcando desde el diseño institucional hasta la asignación de activos.
1. Avances legislativos clave y construcción de un marco regulatorio
a. Ley GENIUS: establece un sistema regulatorio para stablecoins, exige que estén vinculadas 1:1 al dólar y las define como “tokens legales del dólar”, promoviendo su uso generalizado en pagos.
b. Ley L-G: busca clarificar la clasificación de los activos digitales y definir los límites regulatorios entre la Securities and Exchange Commission (SEC) y la Commodity Futures Trading Commission (CFTC), reduciendo la incertidumbre legal.
c. Revocación de la regla SAB121: elimina la obligación de que las empresas contabilicen los criptoactivos en custodia como pasivos, reduciendo las barreras para que las instituciones financieras participen en servicios de custodia.
2. Establecimiento de reservas estratégicas nacionales de criptomonedas
● En marzo de 2025, Estados Unidos anunció la inclusión de bitcoin, ethereum y otras tres criptomonedas en sus reservas nacionales, con el plan de adquirir un millón de bitcoins en cinco años, creando un “Fort Knox digital”. Estos activos provienen principalmente de incautaciones judiciales, y el gobierno se compromete a mantenerlos a largo plazo, otorgándoles un estatus estratégico similar al del oro.
3. Creación de un organismo interdepartamental de coordinación para fortalecer la unidad política
● La Casa Blanca ha creado un “Grupo de Trabajo sobre Mercados de Activos Digitales” bajo el Consejo Económico Nacional, liderado por asesores en inteligencia artificial y criptomonedas, para coordinar a la SEC, la CFTC, el Departamento del Tesoro y otros organismos, acelerando la elaboración del marco regulatorio y evitando la superposición de competencias y la fragmentación de políticas.
4. Organización de la Cumbre de Criptomonedas en la Casa Blanca para construir consenso
● En marzo de 2025, Trump convocó a líderes de empresas cripto, funcionarios gubernamentales y académicos a una cumbre, estableciendo cuatro ejes principales: reservas, legislación, reforma regulatoria y mejora de la competitividad. Esto envió una señal clara de apoyo político y aceleró la implementación de la estrategia.
III. Desafíos: coexistencia de divisiones internas y competencia internacional
A pesar del rápido avance de la estrategia, su sostenibilidad enfrenta limitaciones internas y externas significativas.
1. Competencia regulatoria internacional y fragmentación del mercado
● La Unión Europea ha implementado el estricto Reglamento de Mercados de Criptoactivos (MiCA), estableciendo altos requisitos para la emisión de stablecoins y limitando la expansión de los stablecoins en dólares en Europa. Corea del Sur, Singapur y otros países también han lanzado sus propios marcos regulatorios. La falta de estándares globales unificados aumenta los costos de cumplimiento para las empresas y debilita la competitividad global de las empresas estadounidenses.
2. Crisis de confianza en el sistema crediticio del dólar
● El aumento de la deuda estadounidense y la continua reducción de tenencias de bonos del Tesoro por parte de otros países debilitan la confianza subyacente en el dólar. La diversificación de monedas en la liquidación de transacciones petroleras y la aparición de nuevos sistemas de pago, como los “puentes multimoneda de bancos centrales digitales”, también están erosionando la posición dominante del dólar en los pagos internacionales.
3. Ambigüedad en las competencias regulatorias internas y conflictos interestatales
● La SEC y la CFTC han mantenido desacuerdos de larga data sobre la naturaleza de las criptomonedas, y los estándares regulatorios varían entre estados (por ejemplo, Wyoming apoya la innovación, mientras que Nueva York es estrictamente cumplidora), lo que genera un entorno de cumplimiento complejo y contradictorio para las empresas y afecta la eficiencia de la implementación nacional de la estrategia.
4. Riesgos inherentes al mercado de criptomonedas
● La volatilidad de precios, el debate sobre el consumo energético y los riesgos de transacciones ilícitas hacen que las criptomonedas sigan siendo consideradas activos de alto riesgo. Incorporarlas masivamente a las reservas nacionales podría exponer las finanzas estadounidenses a riesgos sistémicos del mercado.
IV. Perspectivas: beneficios a corto plazo y riesgos a largo plazo
La estrategia de criptomonedas del gobierno de Trump ya ha producido efectos notables a corto plazo, pero a largo plazo sigue llena de incertidumbres.
1. Impulso a la prosperidad del mercado y expansión de la influencia política a corto plazo
● La flexibilización regulatoria ha permitido que empresas como Coinbase y Circle amplíen sus operaciones en Estados Unidos, generando numerosos empleos. La industria cripto, a través de donaciones políticas y lobby, ha adquirido una influencia política considerable, y el tema de las criptomonedas se está convirtiendo en un área de consenso bipartidista en Estados Unidos.
2. Desafíos de sostenibilidad a largo plazo
● Si la confianza en el dólar sigue deteriorándose, las reservas de bitcoin podrían convertirse en un activo refugio independiente del dólar, debilitando su función como “extensión del dólar”. La fragmentación regulatoria global también podría obligar a las empresas a cumplir con múltiples normativas, ralentizando la eficiencia innovadora.
3. Agudización de la fragmentación en la gobernanza financiera global
● El laissez-faire estadounidense, el control estricto de la Unión Europea y el enfoque soberano de China están profundizando la divergencia entre los tres principales modelos regulatorios. Los conflictos sobre soberanía de datos y reglas de flujo transfronterizo podrían llevar a la formación de bloques regionales en el sistema financiero digital global, dificultando la coordinación internacional.
V. Nuevas vías y incertidumbres para la continuidad de la hegemonía
● El gobierno de Trump utiliza las criptomonedas como herramienta y, en esencia, busca extender la hegemonía del dólar al ámbito financiero digital mediante un doble mecanismo de “arreglo institucional + integración tecnológica”. Esta estrategia puede consolidar la posición de liderazgo de Estados Unidos a corto plazo a través del dinamismo del mercado y aportar nueva demanda al sistema del dólar.
● Sin embargo, la sostenibilidad de esta estrategia depende de la capacidad de Estados Unidos para abordar eficazmente la fragmentación regulatoria interna, la competencia internacional por las reglas y la erosión de la base de confianza del dólar.
● En la era digital, la hegemonía financiera ya no depende solo del poder militar o del tamaño económico, sino cada vez más de la capacidad para establecer estándares tecnológicos, reglas de gobernanza y sistemas de alianzas. El futuro panorama financiero global se está reconfigurando silenciosamente en esta disputa entre el “dólar digital” y la “desdolarización”.




